domingo, 10 de julio de 2011

Back home

Hi there! Aquí os traigo otra cosilla basada en una canción de Chris Daugthry, "Home". Creo que al final conseguí que no se pareciera demasiado a Down the road, pero anyways... me gusta el resultado.

Ya no me enrollo más y dejo el trocito. Enjoy!






Necesitaba irse. Sentía una necesidad urgente de desaparecer por un tiempo, alejarse de todo; tiempo para pensar, tiempo para ser él mismo.

Simplemente estaba cansado del ir y venir habitual, las prisas, la hipocresía en las caras y palabras de la gente, los intereses, las decepciones. Estaba cansado del ritmo del mundo.

Todos estos pensamientos inundaban su cabeza mientras se adentraba en el familiar camino que conducía hacia la cabaña. Cerró los ojos apenas un momento y suspiró ligeramente, sintiendo el acogedor ambiente envolverle.
Casi sin darse cuenta ya había aparcado frente al montón de leña, que amenazaba con derrumbarse, de la puerta del garaje. Sin embargo, dejó el coche afuera, observando los surcos que habían dejado las ruedas en la nieve virgen. Probablemente volvería a nevar esa noche.

Al contrario de lo que todos a su alrededor pensaban, él no se había marchado para huir de su anterior vida, no, sólo necesitaba descansar de toda aquella locura y recordarse quién era, a dónde pertenecía. Y pertenecía allí, a esa pequeña cabaña de madera en medio del bosque, alejada de toda la locura, inmersa en la tranquilidad.

Ni siquiera le importaba sentir el frío del invierno atenazándole, era un tipo diferente de frío, totalmente distinto al que llevaba sintiendo durante todos los meses que llevaba fuera; no era el frío de la indiferencia, sino el frío de la soledad y la noche inminente que tanto deseaba en esos momentos.

Una vez delante de las escaleras principales, aspiró profundamente el aire que tanto había echado de menos, llenándose de la esencia del lugar, reconociendo el aroma de la estructura de madera. Entró en el porche con pasos decididos, la madera crujiendo bajo sus pies, y sin pensarlo más abrió la puerta y entró, cerrándola tras él.
Estaba en casa.

[...]


martes, 21 de junio de 2011

Secrets and promises

Muy buenas! Sé que ha pasado muuuuucho tiempo desde la última entrada, pero aquí estoy! O bien la inspi no viene, o si viene no hay tiempo para crear...
Espero no tardar tanto con los siguientes fragmentos que tengo en mente o a medio empezar.

En fins, este es otro fragmento de mis cosillas, que no está basado en nada en especial. Simplemente me vino a la mente. Y ya no me entretengo más, espero que os guste. A leer! :)




[...]


-¿Sigues enfadada?-la pregunta de Anissa flotó unos segundos en el aire.

- No… es sólo que… -contestó Lynn con un suspiro. – Es sólo que… sigo sin creerme que esto sea una despedida.
-No te lo tomes como una despedida. No voy a desaparecer.
-Pero te vas.
-Aunque me vaya, sigo contigo, en cierto modo. Si tú quieres.

Claro que quería. Era todo lo que quería. A Lynn le bastaba con eso.
Otra vez silencio. No era un silencio incómodo, sino ese tipo de silencio agradable; a veces sobran las palabras para hablar.

Los murmullos de las gaviotas sobrevolando la orilla eran lo único que rompía el silencio. Al cabo de un rato, Lynn volvió a romper el silencio.

-¿Vamos a dar un paseo por la playa? ¿Por los viejos tiempos?
-¡Claro!

Dejan las sandalias en el embarcadero y caminan sobre las tablas hasta que la fina arena se mezcla entre sus dedos. En ese momento es como si sus yo infantiles tomaran el control de sus cuerpos y quisieran revivir los buenos momentos.
Se acercan corriendo a la orilla, sin importarles mojarse hasta las rodillas, ruedan sobre la arena, se persiguen entre las palmeras, ríen… por un momento se olvidan de la despedida.

Cuando ya casi ha desaparecido el sol, Lynn decide no seguir ocultándoselo. ¿Para qué? Siempre ha habido promesas entre ellas, no secretos. Es hora de dar un paso hacia adelante.
En ese instante, a lo lejos, Anissa le hace un gesto con la mano, indicándole a Lynn que se dé prisa.

-¡Sólo un momento!-le grita ella desde la orilla. Con bastante rapidez, Lynn recoge un montón de las caracolas preferidas de Anissa, esparcidas a lo largo de toda la orilla, traídas por la marea.
En apenas dos minutos ha formado dos palabras en la arena con ellas, dos palabras que encierran la promesa de un futuro juntas.

Está convencida de que Anissa ha entendido perfectamente a lo que se refería, de que esas palabras tienen un significado más profundo, pero lo único que obtiene por respuesta es una sonrisa y un “Se hace tarde”.

No vuelven a decir nada de camino a casa. No quieren interrumpir el momento: dos amigas, juntas, paseando a solas por las estrechas calles de piedra bajo las estrellas y la luz de las farolas.

Poco antes del amanecer, Lynn se despierta sobresaltada. Aun sin saber por qué, decide escuchar de nuevo la canción que compuso Anissa. La primera vez estaba demasiado ocupada pensando en la despedida; ahora piensa poner más atención en el regalo.

Y no puede evitar que las lágrimas resbalen por sus mejillas. La canción es “suya”, habla de las dos. De inseguridades, de atardeceres en el embarcadero, de promesas. De algo más que la amistad. Se podría resumir en dos palabras. Dos palabras en la arena.

A su manera, las dos han materializado lo que creían un secreto entre ellas.

Al terminar la canción, Lynn vuelve a escuchar la última estrofa: Volveré si tú me esperas, recuerdos entre la arena. No hay secretos, no hay olvido, siempre nos lo hemos prometido. A lo lejos en el embarcadero aún se escucha el susurro de un te quiero.

Ahora en la mente de Lynn, la conversación con Anissa esa tarde tiene un matiz completamente distinto. Anissa tenía razón, siempre lo han sabido.

domingo, 20 de febrero de 2011

Memories in the woods

Más vale tarde que nunca. Esta vez empecé inspirándome en la situación de dos personajes de un anime (Kohaku y Sango), Inuyasha. Pero no sé cómo, después esto acabó más basado en el libro "The fox and the hound" de Daniel P. Mannix (o más conocido por la versión de Disney, "Tod y Toby"), que otra cosa.

Anyways, aquí hay varios fragmentos de lo que he escrito, de cómo las cosas no son como parecen, de cómo puede ser la vida y de cómo todo puede darse la vuelta en cuestión de un momento:




No paran de reír felices mientras corren por el bosque, persiguiéndose y gastándose bromas. Esquivan los árboles a toda velocidad; no entienden de diferencias, de enemistades, simplemente viven el momento y creen que durará para siempre. Son niños.


[...]

Han pasado 20 años, pero Chris lo recuerda como si fuera ayer. El derrumbamiento, los gritos, el miedo, la discusión… todo. Cómo aquel día fue el último de su amistad.
Va caminando por ese mismo bosque mientras le asaltan los recuerdos de dos niños corriendo felices. Arrastra los pies y mantiene la cabeza gacha hasta que se da cuenta de que ha llegado al lugar. A donde todo se terminó.

Es una costumbre que ha mantenido desde entonces, casi como una tradición. Pero ese año nota algo distinto en el ambiente. Es como si hubiera alguien más, pero Chris sabe que sólo están los animales de la zona.



-¡Se parece a ti!
-¡Eso no es verdad, yo no tengo esa cara de vieja!-Noa sigue protestando mientras Chris se parte de risa en el suelo. –Lo que te pasa es que te ha sentado mal que dijera que el gato de arriba tiene mejor carácter que tú- responde ella sonriendo.
Chris le saca la lengua como respuesta. 



No se da cuenta de que se ha apoyado en la chimenea hasta que ésta se cae debido al peso de más. Chris decide despejar la cabeza y continuar avanzando.

Si al menos Noa no hubiera decidido intentar mover la viga que cubría parte del piano para poder tocarlo… La dejó sola un momento para ir a explorar más habitaciones y lo siguiente que recuerda es que toda la estructura superior caía hacia la planta baja. Casi mueren los dos; fue culpa suya, no de él.

Justo en ese momento le sobresalta el ruido de notas musicales. Aunque no tienen nada que ver con una melodía, más bien son notas al azar. Más animales en busca de comida entre las piedras.
Casi sin darse cuenta, Chris ha llegado hacia el lugar más especial de la mansión, el que él y Noa compartían. Desde su posición no se puede ver, pero ese mismo muro tenía un significado especial.



En realidad no lo habían planeado. Bastó simplemente una mirada, un acuerdo silencioso. Parecía ser la pared central del edificio, el corazón de la casa. Y había que aprovecharlo.
No pararon hasta encontrar unos cuantos rotuladores.

-Es verdad, ¿a que sí?-dice Noa.
-Sí, siempre vamos a ser amigos. Lo prometo.-responde Chris.
-Yo también lo prometo.

Chris no puede evitar poner la mano en el muro, intentado capturar el recuerdo y quedarse en él. Sin apartar la mano, cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás, perdiéndose en todos aquellos momentos vividos en el bosque.


***


[...]


No se podía creer ni entender que él le echara la culpa, ni en ese momento ni ahora.

Pasea lentamente de una habitación a otra, perdiéndose en los recuerdos. De repente, oye cómo el viento mece la puerta principal, creando la ilusión de que se está abriendo. Sin embargo ella sabe que no hay nadie más allí.
Ha llegado a la cocina y no puede evitar coger una sartén que cuelga de la pared, tirando más escombros al suelo, que rebotan contra las piedras caídas.

-¡Vuelve aquí, cobarde!-Noa grita corriendo detrás de Chris por toda la mansión y blandiendo una sartén como arma.
-¿Para que me abras la cabeza? Mejor seguimos con el piso de arriba, que lo hemos dejado a medio explorar.


El recuerdo se ve interrumpido por el ruido que provoca un derrumbamiento.


[...]

Sigue recorriendo las estancias hasta que algo le llama la atención. El piano había resistido bien el impacto, no está muy deteriorado. Noa se acerca al dormitorio poco a poco, y desliza la mano por la superficie del piano. Toca unas cuantas notas distraídamente con los dedos, pensando que todo habría sido muy distinto si hubieran decidido no entrar en la mansión. Desde entonces se acabaron los paseos por el río, las bromas, los pic-nics bajo los árboles, las risas; la amistad.

Ya ha recorrido las habitaciones que más recuerdos le traían, pero antes de marcharse necesita hacer una última cosa; ha dejado lo más importante para el final.

Avanza hacia el centro de la casa, su lugar especial. Hacia el muro más importante de todos, que curiosamente sigue en pie, como si se tratase de una especie de mensaje, algo que dejaba claro que no todo estaba destruido.
Noa se estremece ligeramente ante el pensamiento. Ojalá fuese verdad.

Aunque algunos ya han desaparecido, ella recuerda exactamente dónde estaba cada dibujo, cada trazo, cada letra. Una promesa que no llegó a cumplirse.

Chris se centró en Noa, y Noa se centró en Chris. Al final, ese rinconcito quedó ocupado por miles de dibujos de ellos dos, de cada tarde que habían compartido, y las que quedaban por compartir. Con letras diferentes, se podía leer:

“5 de Mayo
Chris: mejor amigo, aventurero intrépido y con sentido del humor.
Noa: mejor amiga, gran pianista y trepadora de árboles.
Siempre amigos.”



Noa suspira con pesar mientras alza la mano y la apoya sobre el muro, justo en el lugar que reafirmaba la amistad de ambos. Sin retirar la mano, agacha la cabeza, cierra los ojos e intenta absorber lo máximo posible del recuero para llenar el vacío de todos esos años perdidos.

Nunca volvieron a dirigirse la palabra después de recuperar el conocimiento entre los escombros y culparse mutuamente. Después de aquello y durante esos 20 años, se dio cuenta de que nada dura para siempre.

Si pudiera volver atrás… aprovecharía todos y cada uno de los grandes momentos, hasta los más pequeños. Se quedaría en el pasado para poder disfrutar de los atardeceres en las ramas de los árboles y de las bromas entre la nieve. De los chapuzones en el lago y las acampadas nocturnas. De todo.
Eran buenos tiempos.


martes, 25 de enero de 2011

Entre libros



Esta vez este fragmento es más triste y dramático. La idea del escenario surgió de cierta conversación con ciertas universitarias. Así que tenía que hacer algo con él (e incluir de alguna manera cierta parte). No se me ocurría nada que me convenciera del todo, pero estoy más que satisfecha con el resultado.
Por cierto, este precioso banner es obra mi amiga Nati. Yo mi inspiro, ella se inspira, así que cualquier otro banner que haya a modo de cabecera es suyo. ¡Gracias otra vez! ;)

Básicamente es casi todo una carta:





Por eso espero que entiendas que no podía ver más cómo te afectaba todo esto y pensar en el final, no lo soportaba. Tú eras lo único que me impulsaba a seguir luchando, y no podía evitar pensar que estabas así por mi culpa.


Es más, sé que probablemente crees que no has hecho suficiente. Es mentira. Has hecho más que suficiente. Y creo que no he podido compensártelo como debería. Me habría gustado haberte podido ofrecer más… y que hubiéramos pasado más tiempo juntos.
Como todas esas veces que nos colábamos en la biblioteca por la noche. Nosotros solos. Sólo tú y yo, nuestras ganas de vivir y nuestra pasión. Ni siquiera nos importaba tener que volver a colocar todos los libros en su sitio y arreglar el desorden que organizábamos con tal de poder repetirlo de vez en cuando.

Creo que es justamente ahí donde estás ahora. En esa misma estantería en la que nos vimos por primera vez. Me gustaría que buscases un libro en concreto: “El Alquimista”. Fue uno de los que se cayó aquella vez.

Pero no quiero que pienses que lo nuestro se ha terminado para siempre. Sabes que no creo en los finales; nada termina realmente. Quisiera creer en muchas cosas, pero sólo creo en nosotros. Ojalá dentro de unos años sigas recordando la que habíamos decidido llamar “nuestra canción”. Es curioso, pero a partir del momento en que supimos que no tardaríamos en separarnos, he visto ponerse el sol más o menos 100 veces.

Para mí estos 6 meses han sido… no encuentro las palabras adecuadas para describirlo. Tan sólo 6 meses en los que mi vida ha tenido verdadero sentido. Seis meses en los que no me ha importado ver la muerte tan cerca porque sabía que contaba contigo. No cambiaría estos 6 meses por nada del mundo. Y si pudiera volver a elegir, elegiría pasarlos una y otra vez contigo, incluso más tiempo. No cambiaría nada, nada en absoluto.
No me arrepiento de nada, de ninguna decisión de las que tomé, porque todas me llevaron a ti. Lo único que lamento es no haberte conocido antes.

martes, 18 de enero de 2011

Cuando cae la lluvia

Aquí traigo estos dos fragmentos recién saliditos del horno. Es algo que siempre me ha gustado: un salón antiguo solitario, la chimenea encendida, fresquito, lluvia y un chocolate caliente.
Esta vez no tenía en mente nada especial, sólo... me ha ido saliendo:




Es finales de otoño, principios de invierno.

La chimenea está encendida y el fuego arde con tal intensidad que ilumina gran parte del salón; el resto se encuentra en penumbra. Se trata de una casa antigua, rondando el s. XIX: todo tipo de muebles de madera hechos con delicadeza, alfombras preciosas, lámparas de araña, cristaleras, paredes y suelo de piedra... un salón salido de un sueño.

Varias fotos recubren algunas paredes desnudas y parte de la repisa de la chimenea.


En esos momentos, es el lugar idóneo para pensar. Y ella lo necesita.
Un par de chipas chisporrotean entre las llamas, que poco a poco van consumiendo los dos últimos troncos que ella ha dejado caer distraídamente, casi por inercia. El sonido la saca de su ensimismamiento y se incorpora ligeramente en el sillón.
Tiene las piernas recogidas y sostiene entre sus manos una taza de chocolate caliente, a la que apenas da sorbos pequeños; más bien mira al vacío por encima de la taza. Necesita despejar su cabeza y aclarar sus ideas.

Por fin consigue regresar al mundo real y darse cuenta de dónde se encuentra, de cuál es su situación. Se inclina para dejar la taza sobre la mesita de cristal y se arrebuja un poco más entre la manta de lana gruesa color gris que la cubre. Hace frío. Pero a ella no le importa la temperatuar, sino otro tipo de frío: la soledad.

Por detrás de ella, el paisaje que se extiende refleja a la perfección lo que ella siente, es como si la naturaleza supiera expresar sus sentimientos, una especie de tormenta llena de confusión y desesperación.
Sólo se oye el golpeteo de la lluvia contra los cristales y el crepitar del fuego.


[...]


Sin darse cuenta está llorando otra vez. Él le seca las lágrimas con el pulgar, la coge por la cara y vuelve a besarla, esta vez más lentamente, disfrutando del contacto de su piel.

Avanzan a trompicones por la estancia, de nuevo besándose, y acaban en el jardín, en ese patio trasero. Sigue lloviendo, pero no les importa. Sólo pueden pensar en que lo que creían haber perdido está intacto.
Toda la tristeza anterior ha sido sustituida por una inmensa alegría.

Entre sonrisas, bailan bajo la luz de la luna y las farolas encendidas al son de una melodía que sólo ellos conocen.
Después de varias vueltas, se detienen en medio del camino de piedras, mirándose fijamente, cogiéndose ambas manos.
No hay mucho que decir, o que se puede decir sólo con palabras.
- Te amo.
- Te amo.

Lentamente se funden en un beso mientras las gotas de lluvia resbalan por sus caras.

jueves, 13 de enero de 2011

Descripción y sinopsis de algunas novelas que pueden haber pasado desapercibidas




·B·
Bartimeo, de Jonathan Stroud

·G·
Guardianes del Tiempo, de Marianne Curley

·L·
La Décima Sinfonía, de Joseph Gelinek

Down the road

Pues aquí va el fragmento (el final) de lo que escribí hace unas semanitas. La idea surgió de escuchar en bucle una canción de Chris Daughtry, "Tennessee Line". Es que no puedo evitarlo, cuando me vicio con una canción me da muuuyyyy muy fuerte, y así me puedo tirar las horas muertas...

Digamos que entre la letra y la música se iban formando imágenes en mi cabeza, una historia, y eso es lo que he escrito (intercalándolo con la letra de la canción). Es como si fuera lo que dice la canción, o la explicación o algo así:



"...On my way to LA, looking into the rear-view as the roads fade away..."

Ha anochecido del todo y la luna brilla fuertemente en el cielo. Los tonos rojizos anteriores han sido sustituidos por la serenidad de los azules oscuros y apagados. Oigo un búho en la lejanía. Por una vez me siento bien, aunque sigo sin tener muy claro hacia dónde voy. Quizá en el siguiente cruce me desvíe hacia la derecha...

Un último vistazo al retrovisor, y veo cómo dejo atrás este tramo de carretera, cómo desaparece de mi vista junto con otras cosas, y sigo la línea de mis pensamientos.

"...I've sworn off my past, the first to last bad call that I ever made..."

Ya no me preocupa para nada. Simplemente termina una etapa y comienza otra.

"...Tell me how to make right every wrong turn that I've learned so this can all end tonight.
Tennessee line just changed my mind, well, it's my heart I'll follow this time..."

Otra en la que he aprendido de mis errores. Esta vez pienso hacer bien todo aquello que una vez hice mal. Ha pasado cierto tiempo y he tenido el necesario para ver las cosas de otra manera. Ahora soy yo quien elegiré, quien marcará mi propio camino.

"...I've sworn off my past and first to last bad call that I ever made...
(Well, it's my heart I'll follow this time...)..."

Esta noche, por primera vez en mucho tiempo, soy yo mismo.

"...I've sworn off my past (Oh, yeah...) and first to last bad call that I ever made..."

Sin nada que me impida continuar o me retenga.

"...Gonna turn it all around tonight (Turn it all), around tonight, (Turn it all) around tonight..."

Sí, esta noche voy a dejar todo atrás.

"...I'm gonna turn it all around tonight..."

Y voy a darme la oportunidad de hacer esto bien. Y volver a empezar.
"...at the Tennessee line".

Los últimos acordes de la melodía que me acompañaba se pierden en la noche mientras me dirijo hacia el oeste.

Hora de escribir


Queda oficialmente inaugurado este mi blog. Llevaba un tiempo rondándome la cabeza porque he descubierto que últimamente me ha dado por escribir (cosas sencillas). Y digamos que también me ha dado un poquillo de envidia de ciertas universitarias... que espero que se pasen por aquí de vez en cuando ^^

El caso es que sí, que cuando me sale del alma una historia la tengo que plasmar, quién me lo iba a decir, así que poquito a poco iré haciendo más grande mi colección y colgando fragmentos de lo que vaya surgiendo en mi cabeza.