"1, 2, 3, yo os atraparé".
Es a partir de ese momento cuando nada vuelve a ser como antes. Las noches se convierten en una lucha por sobrevivir a las visiones, los arañazos en el armario y los sonidos bajo la cama. Dos de los chicos desaparecen y algo les persigue.
"Tengo piedras, Enma... Muchas piedras...".
Actualmente todos esos niños y niñas son adultos pero jamás se han podido desprender de sus visiones y de los terribles acontecimientos que vivieron siendo tan jóvenes. Casi treinta años después las pesadillas son más intensas. Creían haberse librado de lo que salió del pozo pero por alguna razón, vuelve otra vez para recordarles su oscura juventud.
La casa Camelle está en obras y alguien ha abierto el pozo... Los mensajes y las visiones de niños fantasmales les persiguen con más intensidad.
Él ha vuelto... Bunny, el cruel...
Es mi primera incursión en el género del terror y, a pesar de tener mis quejas y decepciones, la experiencia ha sido más que grata; sin duda repetiré, ya que, de un modo u otro, Bunny no me ha decepcionado.
La acción se desarrolla en distintos escenarios temporales: por un lado tenemos
noviembre de 1987 en San Petri (Galicia) y, por otro,
octubre de 2016 en distintas localidades españolas, destacando San Petri. Sin duda esta novela toca diversos géneros literarios, siendo realmente una combinación de
terror, suspense y fantasía en la que confluye un tema trascendental: la
maldad inherente al ser humano.
Sin embargo,
Lo que habita dentro también peca de
tópicos muy vistos en este tipo de historias: casa abandonada con pozo incluido, dudosas prácticas en un sanatorio, etc
(al menos, no hay ningún cementerio o genocidio). Aun así, la historia sí consigue transmitir terror y malestar, tanto Bunny como sus actos son
realmente siniestros, y es que, ¿qué mejor manera de aterrorizar sino mezclando dos elementos tan inocentes e inofensivos, como son los conejos y los niños, y retorcerlos hasta crear algo macabro?
Un punto negativo a tener en cuenta es la
falta de explicación,
contradicciones o lagunas que quedan al finalizar la historia, ya sean deliberadas o por descuido de la autora. Es decir, algunas forman parte del aura de misterio que rodea a Bunny y, de hecho, se agradecen
(tampoco hay que dárselo todo masticado al lector), pero otros aspectos me han parecido fundamentales para llegar a comprender el funcionamiento de Bunny al completo. Por ejemplo:
También quiero mencionar la existencia de
dos romances en la trama. El primero se encuentra latente, trabajado y fluye de manera natural mientras que, por el contrario, el segundo es totalmente forzado, tanto, que no hay ningún indicio de que pudiera surgir
(vaya, que es totalmente gratuito). Eso sí, en ningún caso ambos roban protagonismo a la historia ni tienen peso en ella, pues se le dedica muy poco tiempo.
Por otra parte, los
personajes están bastante caracterizados, a excepción de Cedric, quien, como protagonista, no aporta demasiado a la trama. En general, se aprecia cierta diferencia entre el yo infantil y el adulto de los protagonistas, y
la relación y complicidad entre estos cinco amigos está muy bien construida.
Quienes tienen más peso en la historia son
Lisa (antaño fuerte, valiente y decidida, pero algo más como adulta) y los hermanos
Claudio (decidido y lanzado) y
Dani (un artista sensible, melancólico y muy solitario), seguidos de Enma (
sí, sí, habéis leído bien, con "n". Una chiquilla muy asustadiza pero capaz de todo por quienes le importan) y
Cedric (algo retraído y sobreprotegido), a quien ya he mencionado. También cabe destacar a
David, otro de los niños implicados en los sucesos de 1987 y que, desde entonces, lleva sumido en un mutismo absoluto.
Como personajes secundarios, es imprescindible mencionar a la
agente Anabel, una mujer muy comprometida con su trabajo, y a
Kevin y Leo, dos chicos responsables, tranquilos y obedientes.
Y, cómo no, a
Bunny, el Cruel, un ser con aspecto de hombre y "máscara" de conejo, un ser paciente, manipulador, malvado y retorcido con muchas, muchas piedras a su disposición...
La narración se realiza en
3ª persona del pasado desde el punto de vista de distintos personajes, tanto protagonistas (los
Supersónicos, en su niñez y adultez) como secundarios.
Asimismo, la novela se encuentra dividida en
tres partes; la primera de ellas nos narra los hechos sucedidos en 1987, alternando dichos capítulos con lo que les ocurre en 2016 a los protagonistas antes de retomar el contacto; la segunda parte se centra en la investigación policial de las nuevas desapariciones y el trabajo de documentación que realizan los
Supersónicos adultos; finalmente, la tercera parte supone el enfrentamiento final con Bunny y su resolución.
Lo peor de todo el libro es, sin ninguna duda, el
ritmo, el cual es
totalmente irregular durante la primera parte; por suerte, una vez pasada ésta, logra estabilizarse. Podría decirse que se trata de un ritmo
pausado, pues, en ocasiones, parece que a la trama le cuesta avanzar.
Además,
algunas escenas se solapan (algunas más que otras) debido al cambio de narrador y/o de escenario temporal, lo cual supone un desacierto en la primera parte, ya que rompe con la atmósfera de desasosiego creada previamente; incluso, en este caso, llega a resultar
redundante.
Por último,
el final es totalmente abierto, un gran punto a favor en este caso, puesto que, pensándolo bien, no podía ser de otra forma. Hay mucha menos acción de la que había esperado, pero, para mí, ha sido un final más que satisfactorio en ese sentido, al contrario de lo que ha ocurrido con algunas aclaraciones y descubrimientos finales (melodrama gratuito incluido), que incluso llegan a resultar
confusos.
También tenemos un
giro final bastante ¿perturbador? e inesperado y un
epílogo marcado por el sarcasmo ácido de un personaje que no esperaba encontrar y el cual me ha encantado como narrador. Es más, este epílogo supone una
profunda reflexión y una dura crítica sobre algunos aspectos de nuestra sociedad.
En resumen,
Lo que habita dentro es una novela de terror, misterio y cierto toque de fantasía que encierra una profunda reflexión sobre la maldad y la humanidad. A pesar de su ritmo y sus fallos, consigue transmitir una sensación de aprensión e incertidumbre marcadas por la línea que separa la realidad infantil de la realidad adulta.