miércoles, 16 de julio de 2014

El mito de las almas gemelas

¡Hola, hola, caracola! De nuevo yo por aquí otra vez. Me apetece despedir estas últimas semanas blogueras antes de las vacaciones con una leyenda ^^ Tenía en mente otra, pero me acordé de una preciosa  tira de imágenes que descubrí en Tumblr hace tiempo atrás y... ¡resulta que está inspirada en una leyenda! Así que blanco y en botella :D

Indagando un poco más me enteré de que más que una leyenda, se trata de un mito, es más, un mito griego (¡bien, por fin! ^^) incluido en la famosa obra de Platón: El banquete. Definitivamente, la entrada de hoy tenía que ser sobre este mito, sí o sí, creo que Platón es/era/qué más da mi filósofo favorito, empezando por el mito de la caverna, que también me encanta.



El caso es que estoy enamorada de las imágenes y de este mito, me encantan, así que allá va:


"[...] En primer lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había, además, un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre sobrevive todavía, aunque él mismo ha desaparecido. El andrógino, en efecto, era entonces una cosa sola en cuanto a forma y nombre, que participaba de uno y de otro, de lo masculino y de lo femenino, pero que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia. 
En segundo lugar, la forma de cada persona era redonda en totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo. Tenía cuatro manos, mismo número de pies que de manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola cabeza, y además cuatro orejas, dos órganos sexuales, y todo lo demás como uno puede imaginarse a tenor de lo dicho. [...].

Eran también extraordinarios en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que conspiraron contra los dioses. Y lo que dice Homero de Esfialtes y de Oto se dice también de ellos: que intentaron subir hasta el cielo para atacar a los dioses. Entonces, Zeus y los demás Dioses deliberaban sobre qué debían hacer con ellos y no encontraban solución. Porque, ni podían matarlos y exterminar su linaje, fulminándolos con el rayo como a los gigantes, pues entonces se les habrían esfumado también los honores y sacrificios que recibían de parte de los hombres, ni podían permitirles tampoco seguir siendo insolentes. 
Tras pensarlo detenidamente dijo, al fin, Zeus: 'Me parece que tengo el medio de cómo podrían seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar de su desenfreno haciéndolos más débiles. Ahora mismo, dijo, los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser más numerosos. [...].

Y al que iba cortando ordenaba a Apolo que volviera su rostro y la mitad de su cuello en dirección del corte, para que el hombre, al ver su propia división, se hiciera más moderado, ordenándole también curar lo demás. Entonces, Apolo volvía el rostro y, juntando la piel de todas partes en lo que ahora se llama vientre, como bolsas cerradas con cordel, la ataba haciendo un agujero en medio del vientre, lo que llamamos precisamente ombligo.
[...]
Así, pues, una vez que fue seccionada en dos la forma original, añorando cada uno su propia mitad se juntaba con ella y rodeándose con las manos y entrelazándose unos con otros, deseosos de unirse en una sola naturaleza, morían de hambre y de absoluta inacción, por no querer hacer nada separados unos de otros.

Y cada vez que moría una de las mitades y quedaba la otra, la que quedaba buscaba otra y se enlazaba con ella, ya se tropezara con la mitad de una mujer entera, lo que ahora llamamos  precisamente mujer, ya con la de un hombre, y así seguían muriendo. [...].

Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana. Por tanto, cada uno de nosotros es un símbolo de hombre, al haber quedado seccionado en dos de uno solo, como los lenguados. Por esta razón, precisamente, cada uno está buscando siempre su propio símbolo. [...]"


Y esto es todo. Si os gusta y creéis en el amor romántico, las almas gemelas, el hilo rojo, el destino, etc, seguro que este mito os encantará tanto como a mí. Además, me parece un mensaje esperanzador. Y como bien he leído en otros sitios, no se trata de la búsqueda del otro, sino de la búsqueda o el reflejo de uno mismo en el otro, en nosotros mismos, realmente, según el mito. Se trata de la complementariedad en su máximo apogeo.

¿Qué pensáis? ¿Compartís esta idea u os gusta? Como bien dice John Green en Bajo la misma estrella, 'todo el mundo debería tener amor verdadero, y debería durar como mínimo toda la vida'. (Sí, he visto la película la semana pasada y era inevitable no mencionar esta cita ^^).

De hecho, no podía ser de otra manera y no puedo terminar esta entrada después de lo que acabo de decir y sin decir lo siguiente: Adri, mi mitad y mi alma gemela, te dedico esta entrada; por que nuestra búsqueda haya finalizado; por hoy; por los días anteriores, presentes y futuros. Por todo. Te amo *-*

1 comentario:

  1. El mito es precioso y yo también creo lo de esa preciosa frase de John Green jejeje.

    Un besito guapaa

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